España acepta la propuesta de autonomía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental
Manifestación en apoyo de la independencia de Sáhara Occidental en Madrid (2007).
Imagen: www.viajar24h.com 102.
- Por el contrario, la República Árabe Saharaui Democrática reclama su independencia total
- Las Naciones Unidas siguen considerando que el país africano se encuentra en proceso de descolonización
- La decisión acerca al país europeo con Marruecos, pero empeora las relaciones con Argelia
El Gobierno de España respaldó, por primera vez, la iniciativa marroquí de considerar el Sáhara Occidental como una autonomía dependiente de Marruecos. La carta de Pedro Sánchez a Mohamed VI publicada ayer, viernes 18 de marzo, por el Ministerio de Asuntos Exteriores del país fronterizo africano la presenta como “la base más seria, creíble y realista” para resolver el conflicto de la colonia española.
José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores español, confirmó el contenido de la misiva: “Refleja el inicio de una nueva etapa en la relación entre ambos países basada en el respeto mutuo, en el cumplimiento de los acuerdos, la ausencia de acciones unilaterales y la transparencia y comunicación permanente”.
La repentina decisión española supone un cambio sin precedentes en su política exterior. Hasta ahora, Moncloa se había posicionado neutral en cuanto a la soberanía del Sáhara Occidental: favorable a una solución guiada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pero manteniendo la equidistancia respecto a las injerencias marroquíes en la colonia.
El acercamiento a Mohamed VI pretende restaurar las relaciones diplomáticas entre ambos Estados, las cuales se deterioraron con la hospitalización en Logroño del líder del Frente Polisario, Brahim Gali. El saharaui es el máximo exponente del movimiento de independencia del país en conflicto.
La respuesta del Reino de Marruecos no se hizo esperar y desató una de las mayores crisis migratoria en Ceuta el pasado mayo. Esta es una de las claves del reino alauí, que oscila entre la hostilidad y la cooperación.
Así, aumenta o disminuye el flujo de inmigración y narcotráfico hacia la Península y las Islas Canarias cuando la defensa de sus intereses lo requiere. El Informe sobre los mercados de drogas en la Unión Europea 2019 del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías y el Europol destaca la entrada de resina de cannabis desde Marruecos a España.
No obstante, la decisión del Gobierno español no solo diluye el sueño de independencia del pueblo saharaui, sino que también perjudica las relaciones con Argelia, el otro Estado del Magreb que sí ampara a la región. En las últimas horas, el principal exportador de gas a España ha tachado de “traición” el apoyo de Pedro Sánchez, según informa el medio argelino TSA. Además, ha llamado a consultas a su embajador en Madrid con carácter de urgencia para debatir lo sucedido.
Por su parte, la Delegación del Frente Polisario en España ha reiterado hoy en un comunicado la preocupación por el cambio de opinión de Moncloa: “Constituye una desviación peligrosa, que viola la legalidad internacional, apoya la ocupación y alienta la agresión”.
Los lazos entre España y el Sáhara Occidental
En la Conferencia de Berlín (1884-1885), las potencias europeas, el Imperio otomano y Estados Unidos se repartieron África con escuadra y cartabón. España consiguió el Sáhara Occidental, que mantuvo bajo su dominio durante algo menos de un siglo.
La descolonización del continente más grande del mundo también afectó al mandato de Francisco Franco. Con el dictador muy enfermo en 1975, la Marcha Verde iniciada por Marruecos con apoyo estadounidense derivó en la cesión del territorio. Los Acuerdos Tripartito de Madrid entre España, Marruecos y Mauritania certificaron el traspaso oficial del Sáhara Occidental a dichos países.
Cabe destacar que, a Argelia, muy cercano a la zona de debate, no se la incluyó en las negociaciones por las discrepancias históricas con su vecino del este y por la deriva socialista de Houari Boumédiène en aquellos años.
El Sáhara Occidental quiere la independencia

Gran parte del pueblo saharaui no aceptó el nuevo yugo y plantó cara con el Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro (actual Frente Polisario) a Mauritania y Marruecos. Este movimiento de liberación nacional buscaba la independencia del país del noroeste de África.
La guerra de guerrillas saharaui consiguió la rendición de Mauritania en 1979, pero Marruecos aguantó otros 12 años con la construcción de un muro que dividió los dos frentes. La intervención de la ONU permitió poner fin al belicismo con la resolución 690 del 29 de abril de 1991.
El documento, aprobado tanto por el Gobierno de Rabat como por el Sáhara Occidental, recoge «un referéndum de libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental” y la creación de la Misión de Naciones Unidas para el referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO) para asegurar la paz y el proceso descolonizador de la zona, que ha resultado infructuosa.
Aun así, los comicios nunca se llegaron a celebrar. Primero, por problemas para establecer un censo electoral fiable de la población y, después, por la total negativa de Marruecos de abandonar la región conquistada durante la guerra.
Con el transcurso del tiempo, Marruecos fue ganando terreno diplomático en cuanto a la cuestión del Sáhara. Las resoluciones posteriores favorecían cada vez más los intereses del reino alauí, hasta el punto de que la ONU aceptó su retórica: la propuesta de 2007 de negociar un estatuto de autonomía, en lugar de la independencia, cobró mayor fuerza.
Los intereses de terceros en el Sáhara Occidental
Las discrepancias entre la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y el Gobierno de Marruecos han mantenido el conflicto estancado, aunque las hostilidades se reanudasen en 2020.
Mientras, los agentes internacionales tampoco se han mostrado tajantes a la hora de enfrentar el problema.
El actual rey alauí, Mohamed VI, cuenta con el apoyo público de dos miembros con derecho a veto dentro de la ONU: Francia y Estados Unidos. El país galo mantiene buenas relaciones con Marruecos, puesto que es su principal vía de influencia en África. Por otro lado, EE. UU. mantiene intereses económicos allí.
Las presiones comerciales, migratorias y de narcotráfico frenaron las tentativas de Alemania y España de posicionarse firmemente con el pueblo saharaui. La Unión Europea se ha mostrado tibia en este asunto, muy interesada en la abundancia pesquera de la zona.
Actualmente, Marruecos controla de facto el 80 % del territorio del Sáhara Occidental, a pesar de que España siga figurando como la potencia administradora de la colonia de iure, es decir, por derecho.

La región es muy rica en yacimientos de fosfato, petróleo y otros recursos energéticos. Además, es un puente terrestre que permitiría conectar su capital, Rabat, con el resto de África sin necesidad de utilizar la vía marítima.
El tiempo juega a favor de Marruecos, pues favorece su presencia en el territorio sin que se le exija su abandono. El reciente apoyo de España tampoco es alentador para el pueblo saharaui, que ve cada vez más lejos la independencia total.
“El trabajo de los periodistas no consiste en pisar las cucarachas, sino en prender la luz, para que la gente vea cómo las cucarachas corren a esconderse”. Ryszard Kapuściński
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