El conflicto entre Rusia y Ucrania se cuela en el deporte



Selección rusa de fútbol. Imagen: Кирилл Венедиктов.

  • La final de la Champions se ha trasladado de San Petersburgo (Rusia) a Saint-Denis (Francia)
  • La Fórmula 1 no correrá en Sochi (Rusia) el 25 de septiembre
  • Actualización de nuevas medidas

La política y el deporte tienen más relación de lo que podría parecer a primera vista. En otras ocasiones ya se ha demostrado que ha sido reflejo e incluso “desencadenante” de conflictos entre países. «Es un castigo que consiste en extender la presión diplomática a todos los ámbitos de la vida cotidiana», comenta Juan Andrés García Martín, profesor de Historia de la Universidad Rey Juan Carlos. 

No hace falta remontarse muy atrás para ver ejemplos parecidos. El 13 de mayo de 1990 se enfrentaron el Estrella Roja (Serbia) y el Dinamo de Zagreb (Croacia) en un partido que se recuerda más por la violencia que por el resultado. Esto fue tomado como el inicio de las hostilidades entre Serbia y Croacia en la Guerra de los Balcanes. Evidentemente la hostilidad procedía de antes, pero esta fue la excusa perfecta para dar inicio al conflicto.

También existen precedentes más similares. Por ejemplo, la actitud antisemita del Tercer Reich provocó un movimiento de boicot contra las Olimpiadas de 1936, tanto es así que ese mismo año hubo un intento de Olimpiadas populares como respuesta (esta cita tendría que haber tenido lugar en Barcelona, pero el estallido de la Guerra Civil española prácticamente lo anuló). 

«Más inmediatamente, estaría el boicot de EE. UU. y los países del bloque occidental a las Olimpiadas de Moscú de 1980, en respuesta a la invasión soviética de Afganistán. La URSS y los países socialistas, como «revancha» boicotearon las Olimpiadas de Los Ángeles en 1984″, apunta García Martín.

En este caso, no ha sido el deporte el que ha “provocado” el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania. No obstante, sí está jugando un papel relevante. Desde el inicio del conflicto  numerosos deportistas se han posicionado y condenado la guerra. 

Rusan Malinovski, centrocampista ucraniano de la Atalanta, saltó al terreno de juego el pasado jueves con una camiseta en la que se leía «No war in Ukraine» (“No a la guerra en Ucrania”, en su traducción al español). Artem Pustovyi, pívot de la selección ucraniana, también entraba a la cancha con un mensaje similar; en su mejilla derecha llevaba escrito “No war” (“No a la guerra”, en español). Estos son solo algunos ejemplos de los deportistas ucranianos que condenaron la intromisión rusa. 

Sin embargo, no solo han sido los jugadores nacionales los que han manifestado su opinión sobre el conflicto y el futuro de las competiciones en el país. Estos mensajes tienen un valor innegable tal y como comenta Juan Andrés García: «El mensaje de los deportistas es muy importante desde un punto de vista social, ya que constituyen un ejemplo y modelo a seguir para muchos jóvenes. Al ser referentes, se espera que se posicionen. En ocasiones ello puede ser polémico porque también se suele pedir que no se mezclen deporte y política». 

 

La geopolítica del fútbol
Las entidades organizadoras de los torneos de fútbol han recibido numerosas críticas en los últimos tiempos. La tendencia de celebrar competiciones en países donde no se respetan los derechos humanos se lleva repitiendo varios años ya: mundiales, supercopas… 

En esta ocasión, la UEFA ha dado un paso adelante en vistas del conflicto entre Ucrania y Rusia. La final de la Champions se iba a celebrar en San Petersburgo (Rusia) al menos, hasta el viernes, 25 de febrero. Esa misma mañana la organización anunció que la sede se trasladaba a Saint-Denis (Francia). 

Esta era una de las primeras decisiones deportivas que daban la espalda al país instigador de la guerra. 

En el partido Barça-Nápoles también se vieron gestos de repulsa a la guerra. Los jugadores de ambos equipos se unieron para mostrar un cartel que ponía “Stop war” (“Parad la guerra”, en su traducción al español) antes del partido. 

LaLiga se ha unido a la campaña de rechazo a la guerra con su particular reivindicación. Al lado del marcador de cada partido, tanto de primera como de segunda división, aparece un cartel durante todo el encuentro con la frase “No a la guerra”

El partido del Everton.-Manchester City de ayer, 27 de febrero, también dejó imágenes emocionantes. En ambos equipos juega un futbolista ucraniano: Oleksandr Zinchenko, del City, y Vitaliy Mykolenko, del Everton. 

Antes del encuentro, los del Manchester City saltaron al campo con unas chaquetas con la bandera de Ucrania y la frase “No war” (“No a la guerra”). El Everton lució banderas de Ucrania a los hombros. Tanto jugadores como aficionados guardaron un minuto de silencio previo al pitido inicial.

La emoción de los dos jugadores ucranianos era visible: ninguno pudo aguantar las lágrimas y acabaron consolándose mutuamente. 

Ayer también tuvo lugar el Benfica-Guimarães. En el minuto 62 saltaba al campo Roman Yaremchuk, delantero del Benfica. A pesar de no ser su puesto, le cedieron el brazalete de capitán como gesto de apoyo por lo que está ocurriendo en su país. 

Cuando entró al verde todo el estadio lo ovacionó y alzaron banderas de Ucrania y carteles condenando la guerra. El jugador no pudo contener la emoción y rompió a llorar. 

 

FIFPro contra Putin
La organización internacional de futbolistas formada por 40 asociaciones nacionales y unos 38.000 miembros condenó el pasado 25 de febrero la invasión rusa de Ucrania.

En su comunicado agradecían a todos los jugadores que han mostrado su solidaridad con el pueblo ucraniano. A su vez, anunciaron que secundarían todas las sanciones que los Estados acordaran tanto a los individuos como a las corporaciones rusas. “El fútbol debe seguir el mandato de los Gobiernos democráticos de reexaminar y cortar aquellos lazos que socavan los principios básicos de nuestra industria”, afirmaban. 

Asimismo, reiteraron su compromiso con la paz: “FIFPro se posiciona junto al pueblo ucraniano y espera obtener el apoyo de los organismos internacionales del fútbol para proteger a nuestros miembros en el país”.

 

El Mundial de fútbol, en el ojo del huracán
La repesca para el Mundial de Qatar se celebrará entre el 24 y el 29 de marzo. A tan solo un mes de jugarse, ya ha habido una delegación que ha alzado la voz en contra de Rusia.

La selección de Polonia se ha negado a jugar contra el país de Putin, el rival que le había tocado en el sorteo. Los polacos, en vistas de los acontecimientos en Ucrania, no han tardado en manifestar su posición. Lewandowski, delantero de la selección, ha mostrado su conformidad con la decisión de la Federación. A su vez, ha pedido a las selecciones de Suecia y República Checa, rivales en el otro lado de la tabla, que también se nieguen a jugar contra los rusos. 

FIFA, UEFA y demás entidades oficiales se han reunido a lo largo de estos días para adoptar medidas al respecto.

La selección rusa no podrá jugar bajo el nombre de Rusia, por ello, se han buscado alternativas como Unión de Futbolistas de Rusia. La bandera y el himno tampoco están permitidos en los estadios y todos los partidos se jugarán en territorio neutral y a puerta cerrada.

Los organismos de la FIFA y la UEFA son tajantes, las selecciones nacionales y clubes rusos no participarán en las competiciones oficiales hasta nuevo aviso. Esto incluye el Mundial de Qatar 2022, para el que tendrían que jugar la repesca en el mes de marzo. Esta decisión es especialmente relevante ya que cómo apunta Juan Andrés García «el deporte de equipos nacionales contiene un elemento de fervor patriótico indudable y en una situación como la actual podría haber tensión. Lo hemos visto en encuentros entre Serbia, Albania o Suiza».

 

El baloncesto dice adiós a los equipos rusos
El 28 de febrero la Junta Ejecutiva de Accionistas de Euroleague Commercial Assets (ECA) anunció la suspensión de todos los clubes rusos de las competiciones internacionales, tanto de la EuroLiga (CSKA Moscow, UNICS Kazan, Zenit St Petersburg) como de la EuroCup  (Lokomotiv Kuban Krasnodar).

 

La Fórmula 1 dice adiós al GP de Sochi
La huida de competiciones de Rusia no cesó con la Champions. La Fórmula 1 también tomó su decisión el viernes 25. Ya en la rueda de prensa con los pilotos en el Circuit de Barcelona, corredores como Vettel o Fernando Alonso, afirmaron que no formarían parte del GP de Rusia de este año. 

Varias horas después, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) emitió un comunicado en el que confirmaba que no irían a Rusia a celebrar el Gran Premio de Sochi. 

Sin embargo, no ha sido la única respuesta visible que se ha apreciado en estos días. La escudería Haas cerró la pretemporada con un coche totalmente diferente en apariencia al que había presentado escasas semanas antes.

La escudería estadounidense quitó todos los vinilos de la bandera de Rusia que llevaba el monoplaza: el alerón delantero pasó del clásico blanco, azul y rojo a un negro total. Lo mismo sucedió con los laterales del vehículo. Además, uno de los detalles más relevantes fue la eliminación de las estampas de la empresa Uralkali, uno de sus principales patrocinadores. Hasta en tres ocasiones aparecía: morro, halo y cerca del intake.

La entidad rusa cuenta con Dmitry Mazepin, padre del piloto de Haas, como Vicepresidente del Consejo de Administración de Uralkali.

La FIA ha convocado una reunión extraordinaria del Consejo Mundial de los Deportes de Motor para evaluar la forma de actuar con los equipos y pilotos rusos y bielorrusos.

El futuro de pilotos como Nikita Mazepin ya estaba en juego tras la perdida del patrocinio de Uralkali, sin embargo, lo que se decida en la reunión extraordinaria puede determinar su continuidad en la Fórmula 1. El piloto de Haas no es el único que está en la cuerda floja, el asiento de Robert Shwartzman, corredor de Fórmula 2, el de Alex Smolyar, en Fórmula 3, o el de Daniil Kvyat, en el G-Drive de la WEC, también están en entredicho.

 

El tenis dice “No a la guerra”
Muchas han sido las voces que se han posicionado dentro del mundo del tenis. No obstante, muy pocos han decidido opinar directamente. Rafa Nadal dijo en rueda de prensa: “No quiero hablar de culpables, me parece increíble que haya guerras”. 

Por su parte, Daniil Medvedev, tenista ruso, prefirió desviar las preguntas de los periodistas y no dar una respuesta clara: “En momentos como este entiendes que a veces el tenis no es tan importante. Me desperté con muchas emociones”. 

Algo más explícito fue Andrey Rublev, original de Moscú. El número 6 del mundo, al finalizar su partido de cuartos en Dubái contra Mackenzie McDonald, se acercó a una de las cámaras que retransmitían el evento para realizar la tradicional firma. El ruso escribió “No war, please” (“No a la guerra”, por favor, en español). 

Tras las reacciones del resto de grandes competiciones, la Federación Internacional de Tenis (ITF, por sus siglas en inglés) ha tomado la decisión de posponer el torneo ITF World Tennis M15 que iba a celebrarse en Ucrania el próximo abril. A su vez, también ha optado por cancelar todos los encuentros que iban a realizarse en Rusia.

También se está barajando la posibilidad de suspender a los tenistas rusos. Esto afectaría a deportistas como Daniil Medvedev, recién nombrado número 1 del mundo, y a Andrey Rublev que viene de ganar el torneo de Dubái.

Marina García. Jefa de redes sociales e imagen corporativa y redactora.

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