Canarias: tierra de volcanes
Imagen de la erupción del volcán de Cumbre Vieja. Imagen: INVOLCAN (@involcan).
- El volcán Cumbre Vieja es el tercero que erupciona en Canarias en los últimos 50 años, tras el Teneguía y el volcán submarino de El Hierro
- Los últimos dos volcanes que han explotado en La Palma han dejado víctimas mortales
El pasado 19 de septiembre entró en erupción el volcán de Cumbre Vieja; comenzó así un momento histórico para la isla de La Palma. “En muchísimas ocasiones nos enfrentamos a acontecimientos que nos generan llantos y pesadillas”, aseguran bomberos de Gran Canaria desplazados a la zona del volcán.
Tras 56 días de erupción, el volcán se cobró su primera víctima mortal el pasado 13 de noviembre, cuando fue encontrado un hombre de 72 años que participaba en las cuadrillas que realizaban labores de limpieza de los tejados. El Cumbre Vieja también ha dejado daños materiales, ya que hasta el momento ha destruido 1.467 edificaciones, 1.184 de uso residencial, y ha afectado a 294 hectáreas de cultivo, principalmente de aguacateros, plataneras y viñedos.
En las últimas semanas, la erupción del volcán de La Palma ha copado numerosas conversaciones y tertulias televisivas. La espectacularidad de las imágenes de la erupción, las coladas de lava, las casas aisladas y la nueva extensión de la isla han puesto el foco informativo en una isla canaria muy poco conocida.
Esta erupción no es la primera que se da en el archipiélago canario, dado que, a diferencia del resto del territorio español, es un conjunto de islas volcánicas cuya formación comenzó hace millones de años. La primera erupción registrada data de 1470, cuando explotó el volcán de Montaña Quemada, en La Palma, isla que actualmente continúa en proceso de formación.
En los últimos 50 años se han producido tres erupciones volcánicas en Canarias: dos terrestres en La Palma y una marítima en El Hierro. Todas ellas han generado efectos sociales, medioambientales y económicos en el entorno. Pero, sobre todo, han dejado imágenes llamativas y poco usuales en nuestros paisajes.

Coladas de lava del volcán de La Palma. Imagen: Cabildo de La Palma (@CabLaPalma)
Volcán del Teneguía, justo 50 años
La Palma es la isla que más erupciones ha sufrido en su historia reciente. Hace 50 años, el 26 de octubre de 1971, se abrió una grieta al sur de la isla, cerca del municipio Fuencaliente, donde el volcán Teneguía emanó gases y, posteriormente, lava. La erupción se prolongó durante 23 días, hasta el 18 de noviembre, y es la más corta que se ha producido en el archipiélago canario, según los registros. La erupción volcánica y las coladas de lava produjeron numerosos daños materiales, una víctima mortal y una ampliación de la superficie terrestre de dos millones de metros cuadrados, como consecuencia de su cercanía al mar.
La alarma por una posible erupción se originó seis días antes del inicio del fenómeno, el 20 de octubre de 1971, por la gran cantidad de seísmos que registraron unos sensores militares que se habían instalado ese mismo año por estrategia militar. Se llegaron a detectar hasta mil terremotos en un día y alguno de ellos también los sintió la población.
Un día después del inicio de la erupción llegaron los primeros investigadores procedentes del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Instituto Geográfico Nacional (IGN) desde Madrid, a quienes se sumaron profesionales extranjeros. Todos ellos se encargaron de realizar observaciones visuales o análisis de las temperaturas de las coladas de lava, que llegaron a alcanzar más de 1.000 ºC. Además, los científicos asesoraron a las autoridades de Protección Civil en la adopción de medidas de protección de la población.
El avance de las coladas de lava del Teneguía eran muy lentas, pero, dada la cercanía del volcán al mar, su llegada hasta la costa era algo predecible e imposible de impedir. Una vez alcanzaron a la superficie marina, esta registró temperaturas de entre 50 y 60 grados y se formaron altas y densas nubes de gases derivados del proceso de enfriamiento de la lava.
Al igual que ocurrió en el volcán de Cumbre Vieja, actualmente en erupción, el volcán de Teneguía experimentó, el 6 de noviembre de 1971, el colapso de una de las paredes de una de las dos bocas eruptivas. Este hecho produjo un cambio en la morfología del cono que, junto al resto de modificaciones derivadas de la explosión, dieron lugar al paisaje actual que se puede observar en la zona de la erupción.
El volcán submarino de El Hierro
Casi 40 años después de la última erupción volcánica terrestre en Canarias, se produjo una submarina en El Hierro. Un proceso poco usual en Canarias, ya que, si bien se habían dado erupciones terrestres, no se producía una explosión submarina desde hacía más de 500 años.
El 19 de julio de 2011 comenzaron los primeros seísmos en el fondo submarino de El Hierro, al norte del pueblo de Sabinosa. El conjunto de terremotos que se produjeron a partir de entonces generó gran expectación ante lo que podría pasar en la isla más pequeña del archipiélago canario. “Dos veces, en Sabinosa, vi tambalearse toda la losa del aparador y como el suelo de la casa temblaba. Estuve dos años sintiéndolos casi a diario”, relata Minerva, vecina de El Hierro.
Durante los meses de julio, agosto, septiembre y octubre, se registraron más de 9.900 seísmos que comenzaron al norte de la isla, que se desplazaron hasta el sur. Un total de 138 días de incertidumbre y expectación sobre lo que podría ocurrir en el fondo marino. «No se hablaba de otra cosa en la calle”, asegura una vecina. A finales de septiembre, ante el aumento del número y la intensidad de los terremotos, las autoridades canarias desalojaron a más de 300 personas que vivían próximas al Mar de las Calmas, donde se encontraba el volcán.
“Mi marido salió un día corriendo porque vio levantarse la tierra como si algo desde debajo empujara hacia arriba y volviese a caer”, cuenta Minerva. Como en cualquier proceso eruptivo, los terremotos que se producen antes de la erupción volcánica modifican el relieve externo de la corteza terrestre por el empuje de la lava. Los seísmos que se produjeron en El Hierro generaron deformaciones de hasta 6 centímetros por el empuje de la lava, pero no fue suficiente para fragmentar la corteza terrestre.
El 10 de octubre de 2011, hace poco más de 10 años, los medios de vigilancia observaron una mancha de color verdoso en la superficie del mar a dos kilómetros al sur del pueblo costero de La Restinga. Los gases emitidos por el volcán tiñeron el mar y notificaron el comienzo de la erupción volcánica, que duró hasta marzo del año siguiente, en 2012.

Mancha verdosa en la superficie marina generada por el azufre emitido por el volcán submarino.
Imagen: Instituto Español de Oceanografía (@IEO_Canarias)
Los vecinos de la Restinga fueron evacuados, tras el comienzo de la erupción, por el fuerte olor a azufre que había en el ambiente. Además, la pesca recreativa se prohibió durante la erupción en toda la zona afectada por la mancha. Esta restricción se mantuvo en la zona del Mar de las Calmas hasta años después de la erupción para permitir la reconstrucción de la fauna y flora submarina.
El volcán submarino de El Hierro no solo tuvo impacto en el sector pesquero, sino que agudizó la difícil situación económica que había generado la crisis de 2008. La población de la isla se redujo considerablemente porque los habitantes que tenían una segunda residencia fuera de El Hierro prefirieron irse por miedo. Además, a ello se le sumó la crisis turística originada por la poca gente que visitó la isla durante la erupción, lo que provocó el cierre de numerosos pequeños comercios.
El fondo submarino sufrió importantes cambios como consecuencia de la erupción. La temperatura del mar en la zona del volcán aumentó más de 18 grados centígrados y aumentó la acidez del agua, lo que generó una pérdida de oxígeno en el mar. Esta situación, junto al aumento de azufre y hierro en el agua, destruyó casi la totalidad de la fauna y flora de la isla, según las conclusiones del proyecto Vulcano del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y la Universidad de La Laguna (ULL). A pesar de la rápida devastación, en poco más de tres años el fondo marino recuperó, casi al completo, la situación del ecosistema previa a la erupción. “Este volcán, que aniquiló toda la flora y fauna, también permitió al ecosistema regenerarse mucho más rápido que como cabría esperar en condiciones normales”, afirmó el investigador Eugenio Fraile en declaraciones a El País.
Volcán de Cumbre Vieja, dos meses activo
Hace dos meses, el 19 de septiembre, se produjo la erupción volcánica más reciente de las islas Canarias, poco antes de que se cumplieran 10 años de la erupción submarina de El Hierro y 50 años de la última erupción terrestre, también en La Palma. “El Cumbre Vieja perdió la espectacularidad cuando destruyó las primeras viviendas. Será recordado como el peor desastre natural de nuestra historia reciente”, relata Andrés, vecino de La Palma.
Desde el 12 de septiembre, los palmeros han sentido gran cantidad de seísmos que, como consecuencia del aumento de intensidad y cercanía a la corteza terrestre, alertaban de la posibilidad de una erupción. Siete días más tarde, el 19 de septiembre a mediodía, el Cumbre Vieja comenzó a emitir gases tóxicos que anunciaban la inminente erupción. “Pasaban las tres de la tarde (hora canaria) cuando comunicaron la noticia. Salí al balcón de mi casa y allí lo vi con mis propios ojos, a unos dos kilómetros de casa”, cuenta un vecino. A partir de entonces se produjo gran expectación ante un hecho sorprendente de la naturaleza.

Fajana creada por las coladas de lava, cerca de la playa de El Charcón.
Imagen: Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana (@mitmagob)
Esta erupción, a diferencia de las demás explosiones terrestres previas, ha sido la más monitorizada de la historia de España. Cuando se produjo el enjambre sísmico, días antes de la erupción, el Instituto Volcanológico de Canarias (INVOLCAN) desplegó a científicos en la isla para seguir la evolución de los terremotos. Se han unido científicos procedentes del Instituto IGN, del Instituto Geológico y Minero de España y científicos extranjeros procedentes de Londres e Italia, entre otros.
Por otra parte, está activo un gran contingente de seguridad coordinado por la Dirección General de Protección Civil y Emergencias del Gobierno de España, que cuenta con efectivos militares, de policía local, de Guardia Civil, de la Agencia Estatal de Meteorología, del Servicio Canario de Salud, Cruz Roja y la DGT entre otros.
“Ya llevamos dos confinamientos y una evacuación. Ahora mismo estamos justo en el límite de la zona de exclusión, así que puede que nos vuelvan a desalojar de nuevo”, declara Andrés para Abro Comillas.
Hasta el pasado 19 de octubre, cuando se cumplió casi un mes del inicio de la erupción, la lava afectó a más de 811 hectáreas de terreno y destruyó 1.956 inmuebles.
Las coladas de lava que se ubican más al sur llegaron a la costa en los últimos días, aumentando la fajana existente y creando una nueva. Esto ha supuesto la destrucción de algunas edificaciones más. Asimismo, la colada que se ubica al norte, a pesar de no avanzar a gran velocidad, está cerca del mar.
Cabe destacar que la nube de cenizas ha generado la cancelación de las operaciones aeronáuticas en la isla durante algunos días. Incluso, en algunas ocasiones ha provocado que se agotaran los billetes de barco, dado que este es el único medio que queda, en esas situaciones, para viajar entre islas.
La calidad del aire en el Valle de Aridane es muy deficiente, con altos registros de azufre y dióxido de carbono, aunque las autoridades prevén que las condiciones meteorológicas permitan la dispersión de gases y partículas en la zona.

Rutas que han seguido las coladas de lava activas hasta el miércoles 17 de noviembre. Imagen: Copernicus
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